( Sobre la exposición en 2009 de Yishai Jusidman en el Museo de Arte Moderno de la CDMX)
Es extraño leer en estos días manifiestos artísticos, es más
extraño que este haya sido proclamado por un solo artista. El manifiesto se
denomina “Contra las estéticas espurias” y es de la autoría de Yishai Jusidman,
pintor mexicano de 45 años. En dicho manifiesto critica el hecho de que arte se
le asignen funciones sociales, una utilidad determinada. Asimismo, se opone al
dogma que dicta que el arte se denomine
como tal cuando va en pos de la belleza, y pone por ejemplo a Mondrian. También
habla de Wittgenstein e intenta dar una breve explicación de su obra. Al final
de cuentas nos dice: yo te puedo decir mil cosas, pero solo tú espectador
podrás dar tu opinión, porque tu subjetividad es la que le da validez a mi
obra.
La obra de Yishai Judisman es metaartística. Pinta sobre la
pintura. Exige una participación del espectador, transforma los discursos. En
su exposición Pintura en Obra presentada en el Museo de Arte Moderno de esta
Ciudad de México en 2012, pudimos observar paisajes en esferas, luchadores de
sumo, geishas, enfermos mentales, textos, pintores en su labor. Al ver los
paisajes en las esferas, el lienzo ha dejado de ser cuadrado para tornarse
holístico, sin un marco que delimite el producto artístico, Judisman
democratiza la obra.
Los payasos rompen la imagen típica de un payaso, muestran
su lado más humano y el único que ríe no lo hace de esa forma predeterminada y
estática, es una risa franca, abierta, humana, más allá del personaje, es el
hombre que disfruta ser un payaso. Aquí comienza lo meta artístico, nos muestra
a unos entes cuyo lienzo es su propio rostro, que se saben obra reescrita a
diario. Palimpsestos de la risa.
Los luchadores de sumo presentan el lado lúdico de
Judisman, luchan en ocasiones con
sombras, hace que nos interroguemos sobre la identidad del otro o imaginar cómo
será el otro. Aquí se constata un punto del manifiesto del artista: el arte no
sólo trata de representar lo bello; lo grotesco, la irregularidad en los
cuerpos de los luchadores, ese exceso de carnes funge como terreno de batallas
sin delicadeza
Las geishas judismanianas han sido una de las cosas más
hermosas que he visto en mi vida, aquí también se juega con la mirada del
espectador: aparentemente no hay nada en el lienzo, la historia aún no está
escrita. Pero si nos acercamos un poco, podemos verlas en parejas o en tercias
con sus rostros afligidos, ceremoniosos.
El artista nos hablará de él mismo como un insano mental,
nos pedirá perdón por jugar con nosotros vía texto (de qué manera tan hermosa
en aquella pintura de español medieval al más puro estilo Arcipreste de
Hita),lo pixeleado adquiere un valor, la fotografía es “pintable”, nos mostrará a unos colegas suyos en el ejercicio
de su labor en una combinación de pintura-instalación ( léase ES UN ARTISTA
VISUAL, no solo un pintor) haciendo de esta forma un ejercicio de empatía.
¿Por qué Jusidman es meta artístico? Porque es un artista.
Porque uno habla-escribe-pinta-canta sobre lo que se ha vivido, sobre la
experiencia, sobre lo que se es. Solo que el traspasa esa barrera de los roles
estáticos artista- espectador, nos adentra a su universo, rompe los esquemas,
lo imperfecto, carente de belleza, se vuelve radiante y proclive de
representación artística.
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